34 Mira a quien abres tu corazón y confías tus secretos, porque le estás dando las llaves de tu alma. Es bueno contar con personas de confianza y hacerles partícipes de nuestros secretos, pero, salvo raras excepciones, nada importa más ni te protege mejor que ser muy “lento con la lengua, pero muy rápido con el ojo”, como aconseja Cervantes.